Desde el exterior la obra es protagonista en el paisaje, trasmitiéndonos quietud. Es un edificio rodeado de flujos constantes, pero este nos trasmite a través de su forma sosiego al estrés diario.
En cambio en el interior es una obra dinámica. Al recorrerlo empezamos a descubrir una serie de espacios contrarios, cubierto-abierto, grande-pequeño, que nos mantiene en el interés de vivir la obra.
jueves, 2 de abril de 2009
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